
He sido débil, muy débil todo este tiempo, y tú te aprovechas de mi sensibilidad para hacer conmigo la vida de un titere, tirando de las cuerdas a tu antojo.
Me usas de manera tal que para ti es fácil y te resulta sumamente divertido saberte en control, saber que sólo basta una caricia, una mirada o una palabra de aliento y soy enteramente tuya.
Perdί mi identidad, perdί el sentido, y por noches enteras te lloré y suplicaba en silencio que sólo fuera un mal momento, una pesadilla, y que al volver regresarίas arrepentido, y haciendome sentir que soy yo a quien quieres.
Regresas haciendome sentir que no te quieres ni a ti mismo, que no te importa nada mas que lo que tú quieres, a la hora que quieres y de la manera que a ti te plazca.
En todo este tiempo he descubierto que lo que conservé muy dentro es mi dignidad, es mi integridad y esas dos armas tan poderosas que llevo conmigo, harán que de nuevo recupere mi equilibrio.
Te digo adios, y te deseo suerte.